La posición Trendelenburg es un término que se utiliza en el ámbito del rendimiento deportivo y la rehabilitación para describir una alteración en la postura y el patrón de movimiento en la cual la pelvis se desplaza hacia un lado durante la marcha o al realizar determinados movimientos. Esta posición anómala puede tener diversas causas y efectos en el rendimiento deportivo y la funcionalidad del individuo. En este artículo, exploraremos la definición de la posición Trendelenburg, sus posibles causas, los riesgos asociados y las estrategias para corregirla en el ámbito del rendimiento deportivo y la rehabilitación.
La posición Trendelenburg se caracteriza por un desplazamiento lateral de la pelvis hacia el lado opuesto de la pierna que está siendo levantada durante la marcha o al realizar movimientos unilaterales. Esto provoca una inclinación del tronco hacia el lado afectado y una compensación de la columna vertebral para mantener el equilibrio.
La posición Trendelenburg puede tener múltiples causas, siendo las más comunes las debilidades o desequilibrios musculares en la región de la cadera y la pelvis. Entre las posibles causas se incluyen la debilidad de los músculos glúteos medios y mínimos, la falta de control neuromuscular, la lesión de los ligamentos de la cadera y la displasia de cadera. Estas condiciones pueden afectar la estabilidad y el control de la pelvis, lo que resulta en la aparición de la posición Trendelenburg.
Riesgos asociados:
La posición Trendelenburg puede tener implicaciones negativas en el rendimiento deportivo y la funcionalidad diaria. El desequilibrio muscular y la falta de estabilidad en la pelvis pueden aumentar el riesgo de lesiones, especialmente en la región de la cadera y la rodilla. Además, esta posición puede comprometer la eficiencia del movimiento y limitar el rendimiento en actividades deportivas que requieren una base sólida y una transferencia de fuerza eficiente.
Para corregir la posición Trendelenburg, es fundamental abordar las causas subyacentes y trabajar en fortalecer y estabilizar los músculos de la región de la cadera y la pelvis. Algunas estrategias comunes incluyen:
1. Fortalecimiento muscular: Se deben enfocar ejercicios específicos para fortalecer los músculos glúteos medios y mínimos, así como otros grupos musculares relacionados. Ejercicios como las estocadas laterales, los puentes de cadera y las sentadillas pueden ser beneficiosos para desarrollar fuerza y estabilidad en la región de la cadera.
2. Entrenamiento neuromuscular: Se recomienda trabajar en la mejora del control neuromuscular y la activación adecuada de los músculos de la cadera y la pelvis. Esto puede lograrse a través de ejercicios de propiocepción, equilibrio y coordinación, que ayuden a desarrollar la conciencia corporal y la capacidad de controlar la posición de la pelvis durante el movimiento.
3. Terapia manual y movilidad articular: En algunos casos, puede ser beneficioso.
El concepto de “Hip lock” según Frans Bosch se refiere a la falta de movimiento y rigidez en la articulación de la cadera durante la ejecución de un movimiento. Se caracteriza por una pérdida de la capacidad de la cadera para moverse libremente y adaptarse a las demandas del movimiento. Existen varias causas que pueden contribuir al Hip lock. Una de ellas es la falta de control neuromuscular, es decir, una deficiente activación y coordinación de los músculos estabilizadores de la cadera. Esto puede deberse a una debilidad o desequilibrio muscular en los músculos glúteos y el core, lo que resulta en una incapacidad para mantener una postura adecuada y una estabilidad suficiente en la cadera. Además, las restricciones en la movilidad articular de la cadera, como la falta de flexibilidad o acortamiento muscular, pueden limitar el rango de movimiento y contribuir al Hip lock. Las compensaciones posturales y los patrones de movimiento incorrectos también pueden desencadenar esta rigidez en la cadera.
Para corregir el Hip lock, es fundamental trabajar en la mejora del control neuromuscular y la movilidad articular de la cadera. Esto implica fortalecer los músculos estabilizadores de la cadera, como los glúteos y los músculos del core, a través de ejercicios específicos de fuerza y estabilidad. Asimismo, se debe prestar atención a la movilidad de la cadera y trabajar en la flexibilidad de los músculos que pueden limitar su rango de movimiento, como los flexores de la cadera y los músculos de la cadena posterior. Estiramientos dinámicos y técnicas de liberación miofascial pueden ser útiles para mejorar la movilidad y reducir la rigidez en la cadera.
Es importante desarrollar una adecuada conciencia corporal y control motor. Esto se logra a través de ejercicios de propiocepción y coordinación que estimulan la activación adecuada de los músculos estabilizadores de la cadera durante el movimiento.
A continuación, describiré los principales aspectos que deberíamos tener en cuenta:
1. Activación de los músculos estabilizadores de la cadera: El entrenamiento de la estabilidad de la cadera debe incluir ejercicios que enfaticen la activación y fortalecimiento de los músculos estabilizadores clave, como los glúteos medios y mínimos. Estos músculos desempeñan un papel esencial en el control y estabilidad de la cadera durante el movimiento.
2. Movimientos multidimensionales: Es fundamental realizar ejercicios que impliquen movimientos en diferentes planos y direcciones. La estabilidad de la cadera se mejora al entrenar en situaciones que requieren ajustes constantes y adaptabilidad a las demandas cambiantes del movimiento.
3. Incorporar desafíos de equilibrio y coordinación: El entrenamiento de la estabilidad de la cadera debe incluir elementos que desafíen el equilibrio y la coordinación.
4. Integración con el resto del cuerpo: La estabilidad de la cadera está estrechamente relacionada con la estabilidad y el control del tronco y las extremidades. Por lo tanto, es importante entrenar la estabilidad de la cadera de manera integrada con otros grupos musculares y articulaciones, como el core y las piernas
5. Enfoque en la calidad del movimiento: La importancia de realizar los ejercicios de estabilidad de la cadera con una técnica adecuada y un control motor preciso. Es fundamental prestar atención a la alineación corporal, evitar compensaciones y realizar los movimientos con fluidez y control.
6. Progresión gradual: El entrenamiento de la estabilidad de la cadera debe seguir una progresión gradual, comenzando con ejercicios básicos y luego avanzando hacia movimientos más complejos y desafiantes. Esto permite que los músculos y las articulaciones se adapten gradualmente a las demandas del entrenamiento.
El concepto de “transfer” según Frans Bosch se refiere a la capacidad de transferir las habilidades y adaptaciones adquiridas durante el entrenamiento a situaciones específicas de rendimiento deportivo o funcional. Bosch sostiene que el entrenamiento de la estabilidad de la cadera está estrechamente relacionado con la transferencia de habilidades y adaptaciones a movimientos específicos.
Cuando se entrena la estabilidad de la cadera siguiendo los principios y aspectos mencionados anteriormente, se busca desarrollar una base sólida de control y estabilidad en la articulación de la cadera. Esta base sólida no solo mejora el rendimiento y previene lesiones en los movimientos de entrenamiento, sino que también tiene la capacidad de transferirse a situaciones reales de rendimiento deportivo o funcional. Al mejorar la activación de los músculos estabilizadores de la cadera, realizar movimientos multidimensionales, desafiar el equilibrio y la coordinación, e integrar la estabilidad de la cadera con el resto del cuerpo, se están estableciendo patrones de movimiento y adaptaciones neuromusculares que son relevantes para las demandas específicas de la actividad deportiva o funcional.
La transferencia ocurre cuando los beneficios y adaptaciones adquiridas a través del entrenamiento de la estabilidad de la cadera se reflejan y se pueden aplicar de manera efectiva en movimientos específicos fuera del contexto de entrenamiento. Por ejemplo, un atleta que ha entrenado la estabilidad de la cadera adecuadamente podrá utilizar esa base sólida para generar una mayor potencia y control en movimientos explosivos como saltos, cambios de dirección o aceleraciones en su deporte.
La siguiente progresión de ejercicios la podrás dosificar de la siguiente manera:
- Frecuencia: 2 veces semana
- Series: 3 por ejercicio
- Repeticiones: 10 por serie
- Recuperación: 45” a 1 minuto
- Intensidad: Máxima en cada ejecución